Inmaduros, además de divertida, nos interpela y nos hace pensar en las nuevas y variadas formas de relacionarnos. Sobre todo a dos personas tan diferentes como Alfi y Fideo, que siguen siendo absurdamente inmaduros. Claro que la suya es una inmadurez diferente, una inmadurez de dos hombres que han pasado los 50 y que por esas vueltas de la vida se verán sorprendidos por fuera de lo imaginable y descubrirán, al final de todo esto, la verdadera fuerza de la amistad.