Utilizando el formato de un programa testimonial un personaje se sienta en un plató para abrirse en canal; el conductor del programa escucha el testimonio de la invitada que viene a narrar sus problemas personales y a buscar su minuto de gloria; el entrevistador aportará además datos y opiniones de personas allegadas, siendo sometida la invitada a un alto nivel de estrés; y siempre con bárbaras sentencias mediáticas, en la que la presunción de inocencia no existe porque está sometida a un juicio sumarísimo.