Luciano posee una patente de
corso auténtica, con casi dos siglos
de ant igüedad y firmada por el
mismísimo Fernando VII, que quiere
vender. Asegura que con ella se
puede estafar, robar, malversar,
saquear y desfalcar, con todos los
pape les en regla y la fi rma del rey
Mariano, un ciudadano harto de
estar harto al que la vida lo ha
tratado de forma despiadada, la
quiere comprar. Quiere convertirse
en un hijo de la gran puta.
Aceptando el lado
oscuro de los seres humanos como
parte intrínseca de su naturaleza,
nuestros personajes - uno desde
la sabiduría y la retranca, otro
desde la desesperación; ambos
desde la soledad-, a través de sus
charlas eclécticas, se pasean por
las sombras y las luces de nuestras
realidades.