La clavecinista Wanda Landowska ofreció en 1922 dos recitales legendarios en el teatrito del Hotel Alhambra Palace.
Comenzó, entonces, junto a Manuel de Falla una aventura llena de pasión compartida por la música, de peripecias y de intrigas, que dio sus frutos en El retablo de maese Pedro y el Concerto per clavicémbalo. La correspondencia entre ambos nos ofrece en la cuidada edición crítica de Sophie Lamberbourg un regalo único: el acceso como observador privilegiado al corazón
de la relación entre dos músicos cuya obra tiene todavía un impacto universal.