Las tortugas tienen nombre de mujer. Y Maldita Nerea también. Bajo ese criterio, el del lado femenino que todos llevamos dentro y Jorge Ruiz saca cada vez más afuera, surge con fuerza Bailarina, el séptimo álbum de un proyecto musical en constante evolución. Ahora con la mujer como eje fundamental de sus emociones, siempre en positivo, siempre trascendente, siempre esperanzador. Así emergieron las
canciones de un trabajo en el que Jorge ha volcado toda su sensibilidad, la sensibilidad de un
hombre que ama la comprensión y la empatía que caracteriza a las mujeres.
Desde que debutó con Cuarto creciente (2003), y muy especialmente desde que irrumpió con estruendo
con El secreto de las tortugas (2007), Jorge Ruiz le ha dado a todos sus trabajos un sentido
conceptual. Defiende con sus canciones la necesidad de hacernos la vida lo más sencilla posible
(Fácil, 2011), pero también de realizar un esfuerzo introspectivo que nos ayude a entendernos
mejor. Así nació Mira dentro (2014), su último disco hasta la fecha. Y ahora, con Bailarina,
propone un homenaje a la mujer. O, mejor dicho, a la forma de ser de la mujer.
"Todo surgió con la propia canción Bailarina, que es muy primaria, pero que también tiene mucho B,
y a partir de ahí apareció todo lo demás". Se trata de facilitarse la vida, de hacer autocrítica,
de tener capacidad de pensar y de escuchar, reflexiona Jorge: "Son valores casi opuestos de los que
rigen la economía, y por lo tanto el mundo. Pero están en nosotros, en nuestro lado femenino,
aunque no afloren muy a menudo".