Hay algo que me mueve cada día, que alimenta mi alma y no en sentido figurado. Algo que me lleva a un destino que yo libremente he elegido pero que soy consciente de que es arriesgado. Y a pesar del riesgo quiero seguir viviendo con él y en él y, sea cual sea, aprender a vivir en perfecta comunión con el destino final que me tenga reservado.