La obra discurre en la idea de que cualquier espacio vacío acabará llenándose. La vida no se
afronta desde el vacío, sino desde la incapacidad para ver que siempre hay algo, que siempre
llegará.
Es difícil encontrar el silencio, de igual manera que aunque uno cierre los párpados seguirá
viendo, si no con el ojo, sí con la imaginación.
Me decía Ada que la mente es como el mar; tan pronto una ola abandona la orilla, ya hay otra
que va llegando.
Silencio es un poema a la vida como una sucesión de contrastes; grietas del asfalto que dan
paso a la hierba; casas que abandonadas se cubren de polvo, y dejan de resistir; enfados
líquidos que acaban por solidificarse dentro, espacios de "silencio" interno que se llenarán
de sonidos del corazón y células creciendo.
No hay carnaval donde no haya quien llore, no hay funeral donde no haya niños que jueguen, no
hay cementerio que no tenga flores.